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Alimentación y trabajo

  • Actualidad

Alimentarnos correctamente es una necesidad básica en nuestra vida y supone la gran diferencia entre ayudarnos a mantenernos saludables o enfermar.

De igual forma una persona que no cuide su alimentación no gozará de la misma capacidad para desarrollar las actividades de la vida diaria como el trabajo, cuidado de los niños, actividades lúdicas, de hogar… con la misma energía y desempeño.

Los ritmos de vida acelerados unido a dietas incompletas, monótonas, con repetición de alimentos, comidas poco saludables o incluso con “saltos de comida por falta de tiempo” son sin duda un mal compañero de viaje y terminarán afectando a nuestra salud tarde o temprano, pero no debemos alarmarnos, es posible tomar el control sobre esta situación.

 

¿Cómo podemos mejorar nuestra alimentación dependiendo del tipo de trabajo que tengamos?

Todo comienza con un poco de planificación y algunas nociones básicas.

 

1. Trabajos muy sedentarios: personal de oficina, conductores de taxi, bus, camión….

Es necesario tener muy en cuenta que nuestro gasto energético será muy bajo por la cantidad de horas que pasamos sentados, incluso si hacemos alguna actividad física de tipo leve o moderado esta puede no justificar un gran consumo energético.

Debemos adaptar nuestro consumo energético (energía de los alimentos escogidos) a el gasto que realizamos al cabo del día mediante una dieta variada donde tengamos todos los grupos de alimentos en su justa medida.

Idea: tener a mano siempre “snacks” saludables como fruta fresca picada y frutos secos en la oficina y cuidar la calidad de nuestra hidratación con agua e infusiones… dejando a un lado refrescos y zumos industriales.

 

2. Trabajos que requieren mucha energía: construcción, industria, campo, repartidores de mensajería, deportistas de élite….

En este caso a diferencia del anterior será importante asegurarnos que la dieta nos proporciona las cantidades suficientes para cubrir los requerimientos que establece las organizaciones médicas como la OMS. Existe en estos trabajadores un factor de riesgo por accidentes en personal que no se encuentra correctamente nutrido y/o hidratado y puede dañarse como maquinara pesada al sufrir mareos.

Idea: es primordial establecer en estos trabajos paradas para descansar, alimentarnos y reponer fuerzas, de hecho, muchos convenios colectivos los establecen por ley. Nunca dejaremos una parada del trabajo sin tomar la correspondiente media mañana o merienda saludable. José González Tello, Dietista-Nutricionista (Col. And-203) www.elnutrista.com jose@elnutrista.com, 644.35.95.97

 

3. Trabajos con turnos rotativos y nocturnos: personal médico, basureros, vigilantes nocturnos…

En ocasiones este colectivo suele saltarse comidas por la dificultad que presenta compaginar su vida laboral nocturna con la personal y social diurna, en ocasiones es como si vivieran en un continuo jet-lag.

Siempre que sea posible es mejor mantener los horarios alimentarios “normales” para no alterar mucho nuestro organismo cuando volvamos a el “modo diurno”, es decir, almorzar cuando nos levantamos (medio día), merendar antes de entrar en el trabajo, cenar tarde cuando ya se esté trabajando y desayunar antes de ir a dormir (al menos un par de horas antes).

Idea: podemos comer las mismas comidas familiares, pero modulando siempre la ración en función del tipo de actividad, es decir, el personal de urgencias de un hospital debe cenar de manera contundente para afrontar una noche de ingresos a diferencia de la cena ligera que realizará un vigilante nocturno de cámaras de seguridad.

 

4. Trabajos que exigen comer fuera de casa: comerciales, ejecutivos que viajan…

A mi parecer estos son los trabajos que más difícil pueden hacer el llevar una alimentación saludable, porque no tenemos ningún tipo de control sobre lo que comemos, no sabemos la carta que nos encontraremos en el restaurante, cómo ha sido cocinado y en ocasiones no somos todo lo libres que nos gustaría para pedir ya que se tratan de comidas de empresa con personas que no conocemos mucho.

Idea: Primera norma: explorar previamente la oferta gastronómica de las zonas a las que acudimos e intentar buscar siempre la opción más saludable, los restaurantes de comida rápida no son una opción. Segunda norma: siempre pedir fruta con el menú y nunca postre dulce.

El dietista-nutricionista es un profesional sanitario que puede ayudarte a adaptar tu alimentación a tu situación laboral, personal y familiar de la mejor manera para asegurar que tu salud, rendimiento y disfrute de la gastronomía van siempre unidos de la mano.

 

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