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Hígado y hormonas: el gran olvidado en los problemas metabólicos

  • Actualidad

El hígado no solo filtra toxinas: regula tus niveles de insulina, estrógenos y hormonas tiroideas.

El hígado es uno de los órganos más polivalentes y vitales del cuerpo humano, aunque a menudo se le asocie únicamente con la eliminación de toxinas. Sin embargo, su papel en el equilibrio endocrino y metabólico es decisivo. Este artículo explora cómo el estado del hígado afecta nuestras hormonas, y por qué una función hepática óptima es fundamental en trastornos como la resistencia a la insulina, el síndrome de ovario poliquístico (SOP), la menopausia o el hipotiroidismo.

Función hepática en el metabolismo hormonal

El hígado participa activamente en:

  • La conversión y degradación de hormonas sexuales (estrógenos, andrógenos).
  • La transformación de la hormona tiroidea T4 en su forma activa T3.
  • La regulación de la glucemia a través del almacenamiento y liberación de glucógeno.
  • La síntesis de proteínas de transporte hormonal (globulinas).

Además, es el principal órgano encargado de eliminar el exceso de hormonas mediante mecanismos de conjugación y excreción biliar. Si el hígado no funciona correctamente, estas hormonas pueden acumularse y provocar desequilibrios sistémicos.

Hígado graso no alcohólico (NAFLD) e insulinoresistencia

El hígado graso no alcohólico es una condición cada vez más prevalente, incluso en personas delgadas. Se caracteriza por la acumulación de grasa en los hepatocitos sin consumo excesivo de alcohol. Esta condición está directamente asociada a:

  • Resistencia a la insulina.
  • Dislipemia (colesterol alto y triglicéridos).
  • Inflamación crónica.
  • Aumento del riesgo cardiovascular.

La resistencia a la insulina, a su vez, empeora la acumulación de grasa hepática en un círculo vicioso que puede derivar en esteatohepatitis no alcohólica (NASH), fibrosis e incluso cirrosis.

Hígado, estrógenos y salud hormonal femenina

El hígado metaboliza los estrógenos a través de la fase I y fase II de detoxificación. Si este proceso está alterado, puede haber un exceso relativo de estrógenos circulantes que se asocia con:

  • Síntomas premenstruales intensos.
  • Migrañas hormonales.
  • Sangrados abundantes.
  • Agravamiento del SOP.
  • Mayor riesgo de miomas, endometriosis y cáncer hormonodependiente.

En la menopausia, un hígado lento también puede dificultar el equilibrio entre los distintos tipos de estrógenos, y agravar síntomas como retención de líquidos, aumento de grasa abdominal o fatiga.

Hígado y tiroides: una conexión crucial

El hígado convierte la tiroxina (T4), hormona inactiva producida por la glándula tiroides, en triyodotironina (T3), la forma activa que regula el metabolismo celular. Si el hígado está sobrecargado, esta conversión se ve reducida y los niveles de T3 pueden caer, generando síntomas de hipotiroidismo incluso cuando la TSH es normal.

Alimentos hepatoprotectores y estilo de vida

  1. Verduras crucíferas (brócoli, coliflor, coles de Bruselas): estimulan enzimas de detoxificación hepática.
  2. Ajo, cebolla, cúrcuma y jengibre: favorecen la fase II de detoxificación.
  3. Frutas ricas en antioxidantes (arándanos, uvas, cítricos).
  4. Hígado de res y huevos ecológicos: ricos en colina, esencial para el metabolismo graso hepático.
  5. Té verde, cardo mariano y alcachofa: con propiedades protectoras hepáticas según estudios preliminares.

También son claves:

  • Evitar el alcohol, grasas trans y azúcares refinados.
  • Hacer ejercicio regular para mejorar la sensibilidad a la insulina.
  • Mantener un peso saludable y reducir la grasa visceral.

¿Cuándo hacer una ecografía o analítica hepática?

Es recomendable evaluar la función hepática si existen:

  • Cansancio crónico sin causa aparente.
  • Aumento de peso sin explicación.
  • Historial de colesterol alto o glucosa alterada.
  • SOP, menopausia sintomática o disfunción tiroidea.
  • Elevación de transaminasas en análisis de rutina.

Una ecografía abdominal y un perfil hepático pueden ser de gran ayuda para detectar de forma precoz el hígado graso u otras alteraciones.

El hígado es un actor silencioso pero fundamental en el equilibrio hormonal. Su buen estado no solo previene enfermedades metabólicas, sino que potencia la eficacia de tratamientos hormonales y mejora la calidad de vida. Incluir su cuidado dentro de la estrategia endocrina es clave.

 Solicita una revisión hepática completa si estás tratando desequilibrios hormonales y no ves resultados. Tu hígado podría ser la pieza que falta en el puzzle.

 

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