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Déficit de vitamina D en adultos jóvenes: más allá de la osteoporosis

  • Actualidad

Durante mucho tiempo se ha asociado la vitamina D casi exclusivamente con la salud ósea, ya que interviene en la absorción de calcio y en la prevención de la osteoporosis. Sin embargo, hoy sabemos que su papel va mucho más allá de los huesos y que el déficit es muy frecuente incluso en adultos jóvenes aparentemente sanos.

El estilo de vida moderno, con jornadas laborales prolongadas en interiores, poco contacto con el sol, uso de cremas solares de alta protección y una dieta pobre en pescado azul o lácteos fortificados, ha disparado la prevalencia de niveles bajos de vitamina D en la población general.

Un déficit puede manifestarse con cansancio, dolor muscular difuso, mayor susceptibilidad a infecciones respiratorias y, en casos mantenidos, con alteraciones en el estado de ánimo. A nivel metabólico, los estudios han mostrado asociaciones entre hipovitaminosis D y resistencia a la insulina, obesidad, síndrome metabólico y mayor riesgo cardiovascular.

El diagnóstico se realiza con una simple analítica de sangre que mide los niveles de 25-hidroxivitamina D. En la mayoría de guías, se considera insuficiencia por debajo de 30 ng/mL y deficiencia clara por debajo de 20 ng/mL.

El tratamiento suele combinar exposición solar moderada, ajuste dietético y, cuando es necesario, suplementación pautada por el médico. La clave es individualizar, ya que tanto el déficit como el exceso de vitamina D son perjudiciales.

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