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Ayuno intermitente supervisado médicamente: beneficios y limitaciones

  • Actualidad

El ayuno intermitente se ha convertido en una de las estrategias nutricionales más populares de los últimos años. Consiste en alternar periodos de alimentación con periodos de ayuno, siendo los más frecuentes el esquema 16/8 (16 horas de ayuno y 8 de ingesta) y el 5:2 (cinco días de alimentación habitual y dos días de restricción calórica marcada).

Los estudios científicos han demostrado que, bajo supervisión médica, puede aportar beneficios como:

  • Pérdida de peso y reducción de grasa visceral.
  • Mejora de la sensibilidad a la insulina y de la glucemia en personas con prediabetes.
  • Disminución de la inflamación y de marcadores cardiovasculares.
  • Posible efecto positivo en la longevidad celular al favorecer procesos de autofagia.

Sin embargo, no es una solución universal ni exenta de riesgos. Entre sus limitaciones y contraindicaciones destacan:

  • Puede generar hipoglucemias en diabéticos que usan medicación si no está supervisado.
  • Riesgo de déficit nutricional si se emplea de forma prolongada sin planificación adecuada.
  • No está indicado en embarazadas, lactantes, personas con antecedentes de trastornos de la conducta alimentaria ni en pacientes con patologías crónicas descompensadas.
  • Puede producir cansancio, irritabilidad y bajo rendimiento en las fases iniciales de adaptación.

La clave está en entender que no es una “dieta milagro”, sino un patrón de alimentación que debe adaptarse al perfil de cada paciente. Cuando se realiza de forma estructurada, con controles médicos y dietéticos, puede ser una herramienta útil dentro de un plan integral de salud metabólica.

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