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Adenoma Suprarrenal. Una enfermedad en crecimiento

  • Actualidad

Habitualmente se tratan de tumores que se descubre de forma incidental (también llamado incidentaloma) en pruebas complementarias de imagen realizadas por motivos ajenos al estudio de las glándulas suprarrenales.

En las últimas 2 décadas, el aumento de exploraciones radiológicas realizadas por diversos motivos y el mayor poder de resolución de la ecografía, la tomografía axial computarizada (TAC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) han incrementado la frecuencia de las masas suprarrenales descubiertas casualmente. Se calcula que están presentes en un 4–10% de las TAC de abdomen. Es una lesión más frecuente en mujeres y se incrementa con la edad, con un pico entre la quinta y la séptima décadas.

Los incidentalomas suprarrenales suelen ser lesiones benignas y asintomáticas y generalmente no funcionantes (70%), es decir que no producen hormonas en exceso pero se ha objetivado que pueden producir hormonas en cantidad insuficiente para causar una enfermedad clínicamente aparente pero a largo plazo pueden representar un riesgo para la salud. Es por esto que se destaca la importancia de centrar la evaluación de los pacientes en descartar aquellas lesiones con hiperproducción hormonal y/o malignas, poco frecuentes y susceptibles de tratamiento quirúrgico, y distinguirlas de la mayoría de las masas benignas no productoras.

Aunque la mayoría de los incidentalomas no secretan ninguna hormona, debe ser confirmado mediante un estudio hormonal que incluya: prueba de supresión nocturna con 1mg de dexametasona, determinación de metanefrinas fraccionadas y catecolaminas en orina recogida en 24 horas y concentración de aldosterona plasmática y actividad de renina plasmática.

El tratamiento del adenoma suprarrenal funcionante es quirúrgico, es decir en caso de que se confirme que su naturaleza corresponda con feocromocitoma, síndrome de Cushing subclínico o hiperaldosteronismo primario. Además, ante tumores con sospecha radiológica de malignidad independientemente del tamaño, en lesiones mayores de 4 cm y cuando se trata de un angiomiolipoma o de una metástasis única también es recomendable la cirugía.

En cuanto al seguimiento de los incidentalomas no intervenidos, es necesario realizar un estudio hormonal anual y una prueba de imagen (TAC o RMN) en un periodo de tiempo prudente en función de las características iniciales del adenoma, pudiendo ser cada 3, 6, 12 y 18 meses. En caso de que la lesión crezca de forma significativa se contemplaría como opción la cirugía.

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